jueves, 7 de febrero de 2019

Corazón


«Aún no se ha dormido y le hizo un trato al colchón,
y con su espuma se forró el corazón;
Anoche era de piedra y al alba era de mimbre
que se dobla antes que partirse, que se dobla antes que partirse, que partirse…»

Corazón de mimbre,  Marea

Hay veces que incluso los genios juegan con el corazón. Habrá ocasiones que disimulen o que griten a los cuatro vientos que lo tienen de acero. Otros no tienen reparo en decir que sienten y padecen.
Todos queremos que nuestro corazón sea inquebrantable. El quebranto de nuestro órgano vital significa dolor y sufrimiento―ya sea metafórico o físico―, una ruptura amorosa basada en la tortura y la dominación o una operación a corazón abierto de alguno de nuestros progenitores. Un dardo a la izquierda del pecho e instantáneamente todo lo coloreado de verde se vuelve gris. De la luminosidad a la oscuridad. Otras veces da título a canciones que marcan una época ―Unchain My Heart―, dando paso a una liberalización personal.

La novedad también nos toca la fibra. La frescura de las acciones o de los acontecimientos nos lleva a lugares cómodos y ágiles. En la era en que se valora la libertad como concepto vacuo y sin definición concreta, en otras palabras, tan solo querer ser libres sin importarnos la sociedad que nos rodea mientras nosotros podamos desarrollar nuestros intereses privados sin demasiadas trabas, todo lo que proviene de la improvisación nos llena de gozo y alegría. Romper con lo planificado durante unas horas y respirar se acaba convirtiendo en un espejismo efímero. La verde esperanza que pinta nuestro corazón se vuelve a oscurecer cuando la realidad se sale del molde.
En un mundo en el cual tenemos que seguir remarcando lo obvio, el verbo «descorazonar» podría ser la palabra clave de muchos rincones del globo. Aquí es cuando el corazón tiende a romperse y quizá se nos esfumen las ganas. Tendríamos que quitar esa palabra de nuestro vocabulario. Pensar en algo descorazonador ya es, de por sí, descorazonador.
No importa de qué color pueda ser la válvula que nos lleve a bombear la fuerza con la que afrontar la vida. Mientras el color siga brillando, habrá esperanza.




Dibujo de Rocío Mira

Entre la gloria y tú